sábado

Rodillas

Antepongo la comicidad entre los sueños entierro las intrincas y suspiro. Me aferro como mono al dolor de garganta y constipo hemorragias para sublevar la levadura que me endurece el cuello. Oh madre de las cúspides aterciopeladas y figúrate de los honrosos hermanos que te esperan arrodillados, donde las cuclillas se desperdician entre ropajes y me deshago ermita. Me culpo pulpo de ferocidades mientras el estómago se me hace cuerpo y las muchedumbres me abochornan. Me hago pan sin ser luz y adjudico a ti los estereotipos de figuras. Las formas se transforman y eructo las calamidades que me encierran. Juego las nocturnas en el acto y despabilo los deshechos inconcebibles. Concibo un engendro adentro y les doy hambre y le doy sueño y le doy frío para desolarme, mi amor. Te destierro de mis profundidades para detener los horrores que me gritan despavorida, huyo.
Rompo las lágrimas en mil cristales y conservo la culpa y la calma constante. Grito a Lucía las verdades y trifulca veracidades.
Dilemas me son las muertes y evitaré pensar en mis opuestos. Lamentaré observarte mientras limpias, profanaré los horrores de tu abismo.
Luego guardaré en una gata y su estómago, todo error y todo horror que nos empape, para hacer lluvia, y cubrirnos de dolor.
Asesinaré a Lucía con las cuencas de mis manos sin miedo ni terror.

viernes

Asesinaré a Lucía con las cuencas de mis manos sin miedo ni terror.